Gustavo Grobocopatel aportó su punto de vista sobre la situación política Argentina y aseguró que “lo que hay es un intenso debate ideológico sobre cuál es el rumbo del país”. Además, se refirió al impacto del dólar soja y a las complicaciones meteorológicas para el campo.
Gustavo Grobocopatel, referente del agro, analizó las fuertes sequías que están afectando al sector agropecuario y criticó el enfoque de las políticas públicas hacia el sector. “En los últimos 10 o 15 años, sin la estructura impositiva actual, el PBI argentino hubiera crecido un 3% más anualmente, que es lo que pasó en Brasil”, afirmó en el programa Modo Fontevecchia, por Net TV y Radio Perfil (FM 101.9).
¿Cómo se preparan los productores, en este momento del año, para el impacto de las temperaturas?
Efectivamente, es un problema de una magnitud increíble. Porque sequías hay permanentemente, pero como esta hace décadas que no se ve. La sequía está afectando al trigo, no sabemos cuál va a ser la producción final. Cuando aparecen estos problemas tan graves, se subestima el impacto negativo. Vamos a tener la mitad del trigo que pensábamos tener cuando se sembró.
Es un impacto muy importante para el país, por el tema divisas, pero también para los productores, que no van a disponer de ese dinero ahora, que normalmente usan en esta época del año, y eso va a afectar sus finanzas.
Pero además, la sequía ya está impactando sobre la cosecha gruesa. Se sembró en una porción mucho menor el maíz temprano, que es el que mayor potencial productivo tiene, y se está retrasando la siembra de soja. Los suelos están poco cargados de agua, lo que requiere que haya mucha lluvia durante el ciclo del cultivo. El riesgo de que haya problemas es enorme.
¿Se sienten contenidos por quienes deben dar respuestas a las demandas del sector agropecuario?
El productor sabe de estos riesgos climáticos y está dispuesto a asumir estos riesgos. El tema es que las políticas públicas que se aplican en el sector agropecuario magnifican los riesgos. El esquema impositivo amplía el problema. El que pierde, pierde mucho más: problemas de financiación, menos tecnología utilizada y afectación mayor a los pequeños productores, entre otras cosas.
El dólar soja fue una ayuda momentánea, ¿cree que el campo aceptaría alguna otra propuesta de este tipo?
Estas cuestiones resuelven un problema por quince días. El dólar soja permitió que se venda en septiembre lo que no se vendió en julio y agosto. Un nuevo dólar soja, probablemente, permita que la gente venda lo que no vendió en octubre y noviembre. Pero así seguimos pateando para adelante, sin resolver el problema estructural.
El problema es que la estructura impositiva argentina nos trajo un perjuicio muy grande. En los últimos 10 o 15 años, sin eso, el PBI argentino hubiera crecido un 3% más anualmente, que es lo que pasó en Brasil.
¿Esto es un tema de todos los gobiernos? ¿Aprendemos de estos errores?
No aprendemos. La gente ve el problema, pero no se ven soluciones. Por ejemplo, se dice que “el problema de lainflación es tan grande que es muy difícil de resolver”. Pero hay muchos países que han combatido la inflación sin impuestos a las exportaciones, al contrario, la han incentivado.
Sergio Massa dijo que su objetivo es llegar al próximo año con una inflación del 3% mensual. ¿Cree que es posible?
No lo sé. Pero si uno implementa políticas de largo plazo, y tomando como ejemplo a los países que han logrado combatir la inflación, se va a poder combatir. Si no tenemos mirada de largo plazo, va a ser difícil combatir la inflación.
Algunos empresarios, como Aracre y Herrero, expresaron su voluntad de participar en política. ¿Usted se ve incursionando en ese terreno?
No me veo en la función pública, por mis particularidades y el momento que estoy atravesando en la vida. Pero sí me interesa la política, es decir, colaborar, opinar, debatir y ayudar a que las cosas se hagan. Siempre lo he hecho.
¿Qué consejo les daría a los empresarios que deciden ese camino?
Los estimularía. Las dos personas que mencionaste son gente extraordinaria, de muy buena calidad humana, y con un compromiso muy grande por el país. Conocen el país, el mundo, lo que hay que hacer y son gente dispuesta a dialogar. Es un lujo tener a cualquiera de los dos en el sector público.
¿Puede ser un camino para cerrar la “grieta” incorporar a personas que no estén identificadas con ninguno de los dos bandos?
Yo no creo que haya una grieta en Argentina. Lo que sí hay es un intenso debate ideológico sobre cuál es el rumbo del país y el capitalismo. A ambos lados de la grieta hay gente con las mismas expectativas, con una formación parecida. Hay que debatir sobre estas ideas, no tratando de tener razón, sino de aprender del punto de vista del otro.
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