Entrevistado para la Revista Apertura, del Diario El Cronista, Gustavo Grobocopatel habla sobre el momento del sector agrícola y analiza sobre las oportunidades de la agricultura post granaria, los impuestos y las reformas que deberá hacer el próximo gobierno.
“De acá a los próximos 20 años la agricultura va a ser totalmente diferente, robotizada, con agricultura de precisión, productos biológicos, mejor transporte. Y para eso hay que hacer grandes esas inversiones que nos permitan seguir siendo líderes y no tomadores de tecnología. En el futuro se verá la convergencia de varias tecnologías, Internet de las Cosas, sensores, robotización, la semilla lista para usar, que es la semilla sofisticada de la biotecnología acompañada por microorganismos, moléculas químicas, un montón de cosas que vendrán y que van a tender a bajar los costos de producción y a mejorar la productividad y la calidad”, plantea Grobocopatel.
Sobre el efecto de las retenciones aplicadas con la Ley 125 desde 2008, Grobocopatel apunta: “Desde 2012 a esta parte pasamos por un período bastante oscuro. Uno no puede medir lo que perdimos de hacer de 2009 a 2015, porque no nos damos cuenta de qué hubiese pasado si hubiesen liberado la fuerza productiva. Probablemente hoy no tendríamos 140 millones de toneladas, tendríamos 200 millones con más industrialización e infraestructura. Cuando uno mide eso, el deterioro es mayor. El campo podría haber creado mucho más empleo de calidad. Ahora hay una reactivación en términos de cantidades de volúmenes y tenemos que pasar de eso a productos más diversos, procesados y algunas otras cosas de la agricultura del futuro, post granaria, vinculada a que la producción agrícola no se usa solo para producir granos sino para producir energía, bioplásticos, cemento y otros productos industriales que salen de las plantas.
Por otro lado, sobre el rol del sector del campo en la economía del país, explica: “Hay un punto que me interesa hace mucho y es la idea basada en la experiencia de Finlandia, que tenía bosques y desarrolló una industria electrónica muy sofisticada para cortar la madera. A partir de eso nació Nokia, o sea que es hija de la madera. En la Argentina hay algo similar. El presidente de Toyota siempre dice que hicieron la fábrica de pick ups acá porque había soja y agricultura, o sea que la industria automotriz más competitiva que exporta al mundo es hija de la soja. Esto quiere decir que veníamos analizando la agricultura, la agroindustria y las cadenas de valor, pero ahora hay múltiples cadenas de valor asociadas creando ecosistemas. El ecosistema agrícola de alta competitividad genera una industria automotriz de alta competitividad, que a su vez emplea cada vez más personas en las tecnologías de las nuevas generaciones: inteligencia artificial, impresoras 3D, IoT. Uno ve que en la agricultura la Argentina puede vincularse cada vez más con el turismo gastronómico en la producción de alimentos regionales, puede haber un desarrollo de la comida argentina como en Perú. Son múltiples las cadenas que se empiezan a vincular con estos sectores. Si hay más dinero en el interior, hay más gastronomía, más turismo cultural; esa es la forma que tienen los agronegocios de dinamizar al resto de los ecosistemas. Obviamente no es lo único y hay que desarrollar otras cadenas, pero la tracción no es solo del nivel productivo de granos sino de todo el ecosistema”.
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