Hay un factor común que entrelaza la historia, el presente y el futuro de Israel y es “El poder de la Visión”. Lo que ocurre en esas geografías inspira, genera múltiples y encontradas sensaciones y nos desafía a encontrar complejas propuestas, mas allá de los límites, donde solo la generosidad y el deseo de paz y amor pueden impulsarlas.
Por Margarita y Gustavo Grobocopatel
Hace miles de años, el patriarca Abraham creó algo nuevo en un mundo pagano: hay un solo Dios; Moisés condujo un pueblo hacia su liberación de la esclavitud, los reyes David o Salomón ordenaron la anarquía de las tribus; Jesús y sus discípulos expandieron sus enseñanzas novedosas basadas en el amor y en la idea de que Dios habita en cada uno; los mas actuales padres del Sionismo y el Estado de Israel: Hertz, Weizmann, Ben Gurion, Begin, Rabin, Peres y otros lideres le agregaron un sentido épico a la función pública. Esa Visión es consolidada con diversos símbolos: la historia de Masada donde los últimos judíos libres prefirieron morir antes de ser esclavos, que por otra parte permite reflexionar sobre que es ser libre; la ciudad de Jerusalén, más que un símbolo, la belleza y emoción que entrelaza lo sagrado, la Fe, el sentido; en Cesarea un puerto que avanza sobre el mar y, no es menor, la gesta del avance sobre el desierto y su domesticación.
La visión da sentido y dirección a las acciones colectivas. La visión que proyecta sin ataduras al pasado, pero con memoria, que enseña y genera un sentido de justicia. Todo en Israel está cargado de sentido, podemos o no estar de acuerdo. Entre los israelíes hay múltiples y complejas miradas, pero hay un sentido colectivo mas allá de las diferencias.
En las palabras de sus líderes podemos encontrar luz para comprender o desafiar la complejidad:
El profundo apego espiritual a la antigua tierra natal de Israel y al hebreo, idioma en el que está escrito el Libro de los libros, fueron los orígenes inquebrantables y profundos que los hijos dispersos de Israel en la diáspora obtuvieron de cientos de años de fortaleza espiritual y moral para resistir todas las dificultades del exilio y sobrevivir hasta la llegada de la redención nacional. (Ben Gurion)
Las transformaciones políticas y espirituales que ha atravesado el pueblo judío a lo largo de miles de años han afectado las características y la expresión de esta visión. El pueblo judío no ha adoptado la misma forma en todos los períodos, del mismo modo en que el judaísmo en conjunto ha adoptado diferentes formas en diferentes momentos. Sin embargo, a pesar de todos estos cambios, se preservó la idea de tener un Estado propio. Las angustias y horrores sufridos legitimaron la idea fuera del espacio de los propios judíos.
Ben Gurion hace una temprana interpretación de los que luego conoceríamos como globalización y vuelve a hacerla parte de la Visión:
Hay un vínculo orgánico entre la redención nacional judía y la redención de toda la humanidad. La necesidad interna de esta combinación se comprende plenamente en nuestros días. En esta generación, más que en cualquier otro período de la historia de la humanidad, las naciones son interdependientes, y ni siquiera las naciones más poderosas de todas pueden salvaguardar su soberanía, su seguridad y su paz sin tener vínculos con otras naciones. Por más que el mundo esté en un estado de división y desintegración, sigue siendo un solo mundo; y a pesar de los numerosos y amargos conflictos, su unidad y su unificación se están fortaleciendo con los logros de la ciencia y la tecnología y los medios modernos de comunicación, que eliminan las distancias. Por lo tanto, la redención de nuestro pueblo es imposible; y su paz y seguridad no pueden salvaguardarse sin la redención del mundo en su totalidad, sin alcanzar la paz general internacional y a menos que se establezcan la paz y la igualdad entre las naciones. (Ben Gurion)
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