En esta nota de opinión publicada en el diario La Nación en 2016, Gustavo Grobocopatel se refiere al debate sobre la ley de semillas iniciado en aquel momento en el Congreso de la Nación de Argentina con el objetivo de generar un nuevo marco legal.
En este sentido, Gustavo Grobocopatel asegura que “la semilla ya no será solo portadora de genes y germoplasma, será el vehículo de nuevos conocimientos, en forma de productos microbiológicos y químicos que la recubran, que logren plantas más saludables, con mejor potencial productivo”. Por ello, cree que “la ley de semilla debe ser el marco de un sistema que favorezca el flujo de conocimientos”.
“Es necesario promover una discusión no sólo para lograr una ley justa y viable, con apertura y amplitud para aprender, sino para construir el futuro, adelantándose a sus avances”, sostiene, y agrega “La agricultura, en el corto plazo, se transformará profundamente. La biotecnología es una de las bases, pero será parte de una convergencia aún mayor de tecnologías, más profunda y transformadora”.
A lo largo de la nota, propone algunas ideas que, desde su punto de vista, deberían ser consideradas a la hora de elaborar y reglamentar la ley: “El sistema no debe impedir el uso propio de la semilla que guardan los productores pero debe ser oneroso, cobrando una tasa de suficiente magnitud como para que prefieran comprar la semilla certificada. También podría ser menor o nula para los pequeños productores aunque éstos podrían obtener mayores beneficios negociando financiaciones y exenciones especiales si compran semilla certificada. El dinero de esta recaudación debería ser parte de un fideicomiso específico destinado a controlar y gestionar el sistema”
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